Ya no quiero que me duelas, mejor destruyeme y vete de la esena del crimen, andate, vete.

El enojo es un sentimiento automático y fácil de olvidar, a diferencia existe la tristeza, un sentimiento que se arrastra por tu alma y tu cuerpo y libera lágrimas y descontroladas emociones, este sentimiento yace desde el interior de nuestros huesos, se mezcla entre nuestra sangre y prevalece el tiempo necesario, hasta que sientes la tristeza más profunda, el llanto más amargo que te ahoga y te asfixia, es cuándo sabes que nada más te hará sentir igual, es cuándo comprendes lo mucho que pudiste herir a personas en tu pasado, y el porque son más fuertes ahora que tú.  Es cuando sabes que tu vida después de esta experiencia ya no será la misma, porque has pasado esa línea que la gente más fuerte y poderosa logro pasar.

 

Entonces, así entiendes una vez más que también tu lo superarás, pero aun así duele, y sabes que dolerá más aun, porque no logras soltar o alejarte de la persona que te lastima, se llama amor, y sólo cuando comprendes que para pasar la vida con alguien no debes amarlo, es cuándo encontrarás con quién pasar el resto de tu vida, así, como una simple amistad, el amor existe, pero hiere, bastante, mata.