Wednesday, June 11, 2014

30 minutos, pobrecitos

Tal vez yo tampoco haya podido ser cien por ciento sincera, y es que existe un momento de nuestras vidas actuado totalmente, ese día en que existía una probabilidad de poder ser padres, recuerdas mi sonrisa y mi alegría cuándo la carta decía negativo, bueno pues fue fingido, si de ser honesta se trata, tenía la esperanza a pesar de nuestra situación de tener dentro de mí una semilla tuya creciendo.

No lo sé, quizá nuestra historia hubiera sido distinta, probablemente aun estarías a mi lado y tendríamos lo más importante en nuestras vidas por lo cual luchar y hacer a un lado el orgullo, las heridas, el rencor, la venganza, el coraje, las mentiras e incongruencias para estar juntos. Pero esa no fue la historia, fue un final diferente creamos un adiós sin más.

Pero como iba a ser posible que nosotros termináramos juntos, como podríamos nosotros siento tan el uno para el otro ser una pareja tradicional y común.  Entonces tú me lastimaste, me lastimaste tan duro, como si no me quisieras y yo te odie, te odie tanto sin perdón como si no te quisiera. Y estamos cada uno por su lado, en el mismo terreno llamado tierra, con el mismo uso horario, con el mismo clima, en la misma ciudad, la misma noche, el mismo amanecer, los mismos días y el mismo sentimiento, extrañándonos, pensándonos, amándonos sin estar juntos, con otras personas luchando por olvidarnos, resistiéndonos por miedo, tú a lastimarme y yo a que me lastimes.  Así vivimos, pobrecitos, tan cerca y a la vez alejados, tan tristes y felices por estar tranquilos, pero no pasa un sólo día sin que nos recordemos el uno al otro, sin que deseemos tenernos para una simple charla, un simple café, una cerveza tal vez, un baile, una canción, una película o comida. Pobrecitos tan deprimentes con nuestra hermosura rodeándonos y tan fría en una temperatura muy cálida que nos abraza y nos recuerda que estamos a máximo 30 minutos de volver a estar juntos, de volver.