La ciudad de la furia

Y sin lugar a dudas como lo había ya imaginado alguna vez, me sucedió donde menos lo pensaba, cuando menos lo suponía, lo que no había soñado…

Estando en la ducha halle mis fantasmas, bebí mis pecados, mientras el agua cálida recorría mi cuerpo, un tiempo vano, 5 ó 10 minutos si fuese con tiempo el baño, paso a ser una larga obra teatral, una obra absolutamente llamada deterioro.

Y entonces sentí esa energía desde mi interior, y talle mi cuerpo hasta que mis poros sufrieron hinchazón, mi piel casi al rojo de la irritación, no podía dejar de tallar, era como si quisiera quitar fuera del hedor  a mi misma, ralle, y oprimí intentando sacarme de mi misma, o exhalar me.

Fue cuando desperté, cuando reviví  quitando los miedos que tape con indiferencia, las acciones perversas que realice sin pensar, solo sintiendo ahí el agua recorrer mi piel.

Y cambie de agua cálida a fría totalmente, era como si quisiera castigarme, era como si necesitara entenderme a mi misma, quería salir, emanar de mi cuerpo o de mi alma.

Confundida entre sollozos pues no aguantaba tanto dolor interno y externo, necesitaba entender, escuchando la melodía susceptible que me recordaba mis pecados, escuchando , sintiendo, tocando, viendo, todos mis sentidos conectados me dejaban explorar la realidad.

Y lo único que podía hacer era tomar el ejemplo de mi mismo enojo para concluir conque todo estaba mal, conque no era yo misma, conque eran mis demonios…

Aveces solo se tiene que dejar así  en ocasiones no tiene que haber una moraleja ni una lección, solo se cuenta, no se explica, no se digiere, solo así…